El lustro del boom inmobiliario, entre 2003 y 2007, se saldó con la construcción de 2,9 millones de viviendas de obra nueva. Fueron cinco años en los que la mancha urbanística creció sin cesar a base de nuevos barrios y urbanizaciones en la periferia de pueblos y ciudades. En cambio, se rehabilitaron poco más de 100.000 edificios. Con la excepción de grandes capitales en las que la expansión era ya imposible, el mercado olvidó la regeneración de las viviendas de los centros urbanos.
Fuente: Elpais.com
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martes, 30 de marzo de 2010
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