Se dedican a reclamar deudas pero no son abogados. Pululan a sus anchas detrás de lucrativas empresas con apariencia de legalidad y son famosos por ir vestidos de frac, de toreros o monjes persiguiendo a supuestos deudores. Ante las penurias de la crisis proliferan como hongos: son cobradores de morosos
Fuente: Publico.es
Leer Artículo Completo
viernes, 19 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario