El entorno en el que opera el sistema financiero español es, sin duda alguna, el más difícil y exigente de las últimas décadas. A una crisis de la economía real de una intensidad inusitada se añade una situación difícil de los mercados financieros internacionales, unas primas de riesgo más elevadas que en el pasado (y en mayor medida para el sector bancario a nivel global) y, en el caso español, una necesidad de digerir los excesos resultantes de un potente ciclo inmobiliario. Por ello, y quizás porque ese componente inmobiliario es específico del caso español, no es de extrañar que la gestión del riesgo inmobiliario, y en particular con las empresas de promoción, concite el interés de mercados, analistas y medios de comunicación. Y, en efecto, el éxito de las entidades de depósito para superar esta difícil coyuntura depende de manera directa de la adecuada gestión, pasada, presente y futura, de esa exposición al sector inmobiliario.
Fuente:Junta Directiva de la Asociación Hipotecaria Española
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sábado, 20 de marzo de 2010
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