Y España no es sólo un país de eminente raigambre morosa, sino un hervidero de promesas políticas incumplidas o incumplibles. Si a esta mezcla se le añaden unas gotitas de recesión, el cóctel resulta letal para las empresas proveedoras.
Fuente: expansón.com
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lunes, 27 de septiembre de 2010
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