El simple dato de tener en cuenta que la legislación española modificada estaba vigente desde el último día del año 2004 y que la reforma se ha aprobado cuando se está debatiendo la modificación de la Directiva comunitaria 2000/35, de la que trae causa la Ley española, revela el fracaso de dicha Ley modificada. En realidad, hablar hoy de tal fracaso no es ninguna novedad porque cualquiera que se mueva en el mercado sabe que la morosidad no se ha reducido en el último lustro en España y que la Ley de lucha contra la morosidad de 2004 ha sido muy escasamente aplicada, una veces por desconocimiento, sobre todo en los primeros años de su vigencia, y otras porque las pymes no se han atrevido a emplearla frente a las grandes empresas y a las administraciones públicas, de cuyas buenas relaciones muchas veces depende su propia subsistencia.
Fuente: lne.es
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jueves, 5 de agosto de 2010
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